Si perdemos la conexión, lo perdemos todo. "Pacto Digital para la Protección de las Personas", por Mar España

Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de Datos

Teléfono Móvil

En un mundo hiperconectado, y más aún con la inmersión digital a las que nos ha obligado la situación generada por la COVID-19, es obligado plantearse cómo nos está afectando esta nueva forma de relacionarlos con los demás.

Los seres humanos estamos programados para la conexión social. Es conocido el estudio de Rene Spitz en 1940 de bebés en orfanatos, en confinamiento solitario, que no eran acariciados ni amados aunque se les proporcionaba buena higiene y alimentación. El 37% murió, el 55% desarrolló alguna enfermedad mental y todos mostraron un menor desarrollo físico y mental.

Hoy, más de 80 años después, podría afirmarse que paradójicamente nunca hemos estado más conectados a través de la tecnología y, al mismo tiempo y en muchos casos, estamos ante una nueva epidemia, la soledad. Una de cada tres personas se siente sola en la sociedad de la hiperconexión y las redes sociales. ¿Qué está fallando?

Es innegable el valor positivo de la tecnología y la contribución que han realizado las redes sociales en estos meses de pandemia para mantener el contacto personal y la actividad laboral. Las redes pueden enriquecer las relaciones personales, pero cuando sirven de sustitutas para una auténtica relación humana pueden causar el extremo opuesto. Según la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas, una de cada cinco personas jóvenes presenta adicción a las nuevas tecnologías. El uso de ordenador supera el 90% en las personas de 10 a 15 años y el uso de Internet ronda el 95%. Casi el 70% de estas personas jóvenes dispone de teléfono móvil, según los últimos datos del INE.

Pero el uso masivo de la tecnología no implica que se sepa utilizar con seguridad. Todos hemos sido educados para no pasar un semáforo en rojo en la vida real y conocemos las posibles consecuencias de hacerlo, pero es necesario educar a las personas más jóvenes de forma reglada sobre el uso responsable de Internet.

En la Ley 3/2018 Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales el artículo 83 obliga a incluir en el desarrollo del currículo las competencias digitales, así como el uso responsable de Internet y las redes sociales y, en general, las situaciones de riesgo derivadas de la inadecuada utilización de las TIC, con especial atención a las situaciones de violencia en la Red. ¿Hasta dónde han podido llegar los centros docentes en la educación del alumnado?

La misión principal de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) es proteger este derecho fundamental de las personas, un derecho que también existe en Internet. El pasado 28 de enero presentamos el Pacto Digital para la Protección de las Personas en el primer Foro sobre Privacidad, Innovación y Sostenibilidad. En el marco de nuestro Plan de Responsabilidad Social y Sostenibilidad, más de 170 empresas, organizaciones, fundaciones, asociaciones de medios de comunicación y grupos audiovisuales se han adherido ya para comprometerse con la innovación, la protección de datos y la ética y para difundir de forma proactiva iniciativas y buenas prácticas que contribuyen a un mejor uso de Internet.

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Qué es el el Pacto Digital

Cuando la violencia llega a Internet, el daño es inmediato, masivo, viral y de alto impacto. Casi el 60% de las niñas y adolescentes sufren acoso online, el 42% explica que a raíz de este acoso han perdido la confianza en sí mismas y la mitad siente que el acoso en las redes es más intenso que el que tiene lugar en el mundo offline, según datos de la ONG Plan Internacional. Iniciativas como el Canal prioritario puesto en marcha por la AEPD para solicitar la retirada urgente de contenidos sexuales o violentos difundidos sin el consentimiento de las personas que aparecen en ellos pretenden ofrecer una respuesta rápida ante casos de violencia digital.

Canal Prioritario

Pero es necesario partir de la base de estas situaciones, que cualquier persona, menor o mayor de edad, sea consciente antes de publicar o reenviar un contenido de este tipo de la responsabilidad penal, civil y administrativa en que puede incurrir y de que puede destrozar para siempre la vida de alguien además de la suya. Por ello, siguen siendo necesarias campañas de concienciación como ‘Un clic puede arruinarte la vida’, porque las consecuencias de un reenvío se extienden mucho más allá del segundo que se tarda en hacer ese clic.

Campaña "Un solo clic puede arruinarte la vida"

Este tipo de campañas, así como recabar el compromiso de organizaciones y ofrecer servicios que permitan avanzar hacia una sociedad tecnológicamente más formada son pasos necesarios e importantes, pero queda mucho por hacer. Queremos que este Pacto Digital sea una parte más de lo que debería ser un gran Pacto de Estado por la convivencia ciudadana en el ámbito digital. Es imprescindible un Pacto de Estado con unanimidad de todos los partidos políticos para que se eduque, desde la infancia, sobre las ventajas y los riesgos del uso de las nuevas tecnologías, y cuáles son los semáforos en rojo que pueden arruinar una vida para siempre.